La belleza de la mujer.
La belleza de una mujer no es un número. Ni 70, ni 80, ni 90 ni 1000. La belleza de una mujer va más allá de las matemáticas y más allá de la comprensión lógica que tanto nos gusta y nos tranquiliza a los hombres, dándonos seguridad con sus medidas, límites y acotaciones.
La belleza de una mujer no es el color de sus ojos, sino como es capaz de mirarte y cómo te desnuda, dejándote indefenso, paralizado y aturdido con esa mirada que destroza tus defensas, a veces de modo casual.
La belleza de una mujer no es la piel de sus piernas. Da igual que sea piel de naranja, melocotón o piña. Pero, ¡ah!, observa como anda, con la mágica cadencia, que parece bailar al compás de un sonido tan antiguo como el mar o quizá más aún.
La belleza de una mujer no es el perfume canal nº 5 que se ponga, sino el aroma que desprende cada parte de su cuerpo cuando está a tu lado después, antes y mientras...
La belleza de una mujer no es si lleva las uñas largas, pintadas, las manos suaves, de terciopelo, sino como esas manos te acarician, te agarran, te sujetan, te arañan...
No es un número. No importa la largura de su pelo, pero si que esté despeinada por la mañana, a tu lado, de un modo que siempre, siempre estará más guapa que cuando se arregle y se ponga de peluquería carísima con maquillajes y etcs varios que los hombres desconocemos(o yo al menos). Por la mañana es de los momentos de mayor hermosura de una mujer, con los ojos entornados, el cuerpo tibio y si tienes suerte, buscando un abrazo.
Insisto, no es un número. Da igual si usa 80, 90, 100, 110. Importa como te acoge en su pecho cuando estás derrotado, con un abrazo casi maternal y te susurra palabras a tu oido... lo cual me lleva a que tampoco importa el grosor de sus labios, sino las palabras que de ellos salgan y las veces que sonría y que TE sonria en su vida. Una mujer sonriendo también está en la cúspide de la belleza de esta creación.
No importa el vestido, traje, ropa que lleve puesta, pero si que cuando se cruce con un niño por la calle y este niño le mire, a ella se le escape, casi sin querer, una sonrisa desde el alma, sacando lo que en sus genes llevan escrito a fuego de tantas y tantas vidas de maternidad de que a los niños se les quiere, protege, cuida y educa, dándole igual si es suyo o no. Esta también es una de las cúspides de la belleza.
La belleza de una mujer, al fin y al cabo, está en su alma, pero para verla tienes que saber mirar profundamente, más allá de los cánones de belleza que estén vigentes en el tiempo que te ha tocado vivir.
PD:(añadido posteriormente) Lo que aqui escribo salió de mi corazón. Es lo que yo pienso de las mujeres en general, inspirado por la mía, en particular. Es simplemente mi opinión y puedes o no estar de acuerdo, esa es la grandeza de la libertad. Deseo que te guste lo que has leído. Sat Nam
10 comentarios
Rafa -
guapas por la mañana, con los ojos hinchado inclusive, ja, ja.
El 29 de octubre de 2011 11:42, Blogia <
kundaliniongnamo.2011102501....@email.blogia.net
koraline -
y que conste que soy chica.
un saludo
Nuria -
Lina -
Gracias Rafa por compartir con nosotros tus sentimientos
Carmen -
Sach Sevak Kaur -
Irene -
Verónica -
Dharam Dharsan Singh -
Daniel -