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kundaliniongnamo

Reflexiones de fin/principio de año.

Todas las nocheviejas recuerdo a mi abuelo materno. Al paterno no lo conocí, aunque él a mi sí. Sólo me han dicho de él que tocaba el acordeón y que cuando nací me miró y dijo "este tiene pinta de tío listo".

Pero a mi abuelo materno sí que lo conocí, aunque supongo que no todo lo bien que uno quisiera conocer a su abuelo. De él heredé mi pasión por la tierra y el cultivo, nadie más en mi familia tiene esta afición. Le gustaba comer y cenar con un vaso de vino, no un vino caro, sino un vino de Jumilla, de ciertas cooperativas que él conocía bien. 

Fue tan trabajador, que murió al jubilarse. Perfecto para el Estado que sólo tuvo que mantenerlo por sus últimos 3 años de vida, en los que pasó por la enfermedad del Alzheimer y vi cómo su fuerza y su sonrisa se fueron diluyendo, aunque es verdad que su sonrisa costó mucho en desaparecer.

Tuve la suerte de despedirme de él. Fue una pena que hubiese tanta gente llorando en la habitación mientras él agonizaba. Qué miserable es el ser humano que ni siquiera cuando uno está muriendo lo dejan en paz y ni siquiera en esos momentos piensan en el moribundo y sí en llorar mucho y hacer ver lo mucho que ellos lo sienten. Cogí su mano, en otros tiempos fuerte y recia que me había enseñado tantas cosas en sus tierras y ahora débil y marchita y con todas mis fuerzas le transmití la tranquilidad que pude, diciéndole que marchara en paz, que había hecho un gran trabajo aquí, que le queríamos pero que era mejor dejar su pobre cuerpo y marcharse a descansar un tiempo y que por su puesto, nos volveríamos a ver. Con todo, todo mi amor le dije adiós y él siguió en su agonía hasta que murió, claro.

Y cuando acaba el año me acuerdo porque siendo yo niño, siempre cenábamos en su casa en nochevieja y nunca tomaba las uvas con nosotros. Nunca, ni un solo año le vi hacerlo. Llegaba su hora de acostarse y se acostaba, que era cerca de las once. Entonces yo pensaba que era la única persona en no comerse las uvas de todo el mundo y se lo dije una vez, pero me sonrió y me besó, y me dijo que le daba igual, que se iba a dormir.

Y en cada entrada de año lo recuerdo y pienso, "ahora mi abuelo estaría durmiendo", dándole igual toda esta fiesta que hay montada y todo lo demás, él se acostaba, sin más.

Este hecho tal vez nimio para otros se me grabó a fuego en mi y me enseño algo que ha sido muy importante en mi vida y es "sigue a tu corazón y a tus deseos, eres libre para hacerlo, y que no te convenzan de lo contrario"

Tal vez por eso no veo la tele, no como carne, llevo el pelo largo, amo mi trabajo, amo la meditación, la soledad, pasar el tiempo con mis hijos y mi mujer, los espacios vacíos, leer y leer...

O tal vez no sea por eso, pero desde luego me da fuerza para realmente hacer lo que me de la gana.

3 comentarios

Parvan -

Que bonito!!! Me gusta lo de hacer lo que te de la gana, sobre todo en Navidad jeje Fantástica la foto!!! Sat Nam

Meherpal -

Preciosa historia y entrañable foto Dharam. Yo también te doy las gracias por compartirla. Los abuelos son siempre parte importante de nuestras vidas...por lo menos de la mía también lo fueron. Sat Nam.

Maria -

Gracias por compartir tan
hermosa historia de amor.